martes, 11 de octubre de 2011

Es cosa de sol y detalles.-

Cada mañana despiertas, tomas lo primero que encuentras y partes rumbo a cualquier lugar que tu corazón decida mientras el camino se abre frente a ti. No te detienes a pensar- no hay tiempo que perder, la vida se me va- y es que no importa donde termines, tienes tiempo de devolverte y la seguridad de que siempre podrás volver a salir de tu casa sin rumbo y regresar a ella cada vez que lo necesites, aunque el lugar al que hayas llegado te atormentara por unos minutos, te hiriera, te hiciera feliz, o fuera cual fuese el resultado de aquella caminata diaria que emprendes. Nunca te abrigas, siempre confías que el clima estará contigo, siempre sales con un sol radiante sobre ti, y es que siempre tu sonrisa lo hace brillar aun más... y en el caso de que la vida te mande la soledad como compañero en tu travesía y vuelva el día gris, y tape por completo el sol sobre ti, encontrarás abrigo en el camino, encontrarás una sonrisa y podrás sacar la tuya que habrá preferido esconderse al notar que el sol no ha querido abrazarte aquel día, de eso estás seguro- estoy seguro de que pase lo que pase saldrá el sol, quizá me deje en la mañana, pero saldrá en la noche si es preciso. No cargas más que tu corazón, ese guerrero imparable en tu vida sin frenos, herido una y mil veces a pesar de no contar muchos días recorridos, muchos caminos vividos, que siempre encuentra como zurcir cada uno de los abismos que generan las conversaciones que terminan en batallas, lo amores que terminan en odio, las caídas, tus caídas, que calan en lo más profundo de ti y lo apuñalan, pero él se encarga de seguir, y de demostrarte que siempre debes seguir, porque siempre podrá volverse a zurcir, pero tu no siempre podrás vivir- cómo te agradezco, mi fiel compañero, el no rendirte a pesar de notar que mis fuerzas se apagan, y por el contrario, encenderlas con la pasión que hay en ti cada vez que así lo he necesitado. No te haz puesto calzado- amo andar a pies descalzosasí la vida es más libre-, tus pies descalzos son más cómodos que cualquier otra cosa, te ayudan a formar parte del asfalto, a ser parte de la gran ciudad en la que buscas encajar mientras no haz querido soltar la felicidad que con esposas amarraste a ti, porque te prometiste ante todo ser feliz, porque prometiste no olvidar tu nombre entre las máquinas grises y rutinarias que haz visto pasar a tu lado en las innumerables caminatas que cuentas; muchas piedras han aparecido en tu camino, algunas haz tenido la suerte de verlas a lo lejos y las haz esquivado, muchas otras las haz pisado con la fuerza y seguridad de tu caminata, pero aun así no te detuviste, sólo expresaste un gesto de dolor, respiraste hondo y cojeando diste un nuevo paso, mas esto duró sólo un par de metros y el dolor desaparecía, y tu caminar se normalizaba, y la piedra formaba sólo parte del pasado, tu seguías avanzando.

 
Pisas fuerte, eres joven, no hay tiempo que perder, no hay minuto para detenerse, harías que te alcanzara el tiempo que se ha empeñado en seguirte y que haz dejado atrás hace mucho, desde que despertaste y notaste que era tiempo de correr, y de a poco intentar volar. Es así como no tomas pausas, no te detienes a mirar en cada esquina, no piensas que al girar en la siguiente a la derecha puede que caigas al abismo más profundo que nunca antes viste, y por lo mismo no notaste aquel campo de batalla en plena avenida en la decisión anterior, de la que por cierto aun intentas recuperarte, pero aun así no te detienes, y para qué si así eres feliz, así haz hecho que cada mañana quieras volver a salirquieras volver a vivir.


Un día despiertas, te levantas, te vistes... pero antes de salir agarras un chaleco- puede que afuera esté frío, noté por primera vez las nubes que tapaban mi sol esta mañana-, lo pones sobre tus hombros y emprendes rumbo como cualquier día. A tu regreso notas que te has abrigado y no sentiste frío a pesar del helado viento que azotó tu jornada, y te extraña, pero sólo dejas que pase, total que más da si en realidad no te incomodó.
Al día siguiente repites, despiertas, te levantas, te vistes... pero antes de salir agarras un chaleco- sí, nuevamente noté que el día está un tanto gris, que extraño, esas nubes no quieren soltar mi sol-, pero hoy extrañamente haz notado lo irregular del piso, por lo que te colocas un par de zapatos nuevos que sin previo aviso aparecieron en tu habitación- sí, totalmente extraño. Una que otra piedra decidió cruzarse en tu camino, creo que no las notaste, pasaste sobre ellas como parte del asfalto, como parte de la vida. Nuevamente lo ignoras, es sólo un detalle- antes solía disfrutar los detalles, esto sólo hacen que no me sienta yo.
Al día siguiente repites, despiertas, te levantas, te vistes... pero antes de salir agarras un chaleco, te pones el calzado, y esta vez... esta vez sólo te sientas sobre la cama y notas que no te percataste del hermoso sol que aquella mañana te sonreía, mucho menos sonreíste- oh no !.


En que momento te pasó todo eso- la gente me dice que es normal, debía pasar-, en qué momento si prometiste no dejar que pasara !. Olvidaste los colores del día, tomaste el hábito de olvidar los detalles, de ejecutar sin notar que el sol podía brillar.

Olvidaste vivir.


Está bien, puede que exagere, todo esto ha hecho que las cosas sean un tanto fáciles, un tanto menos dolorosas, y un tanto aburridas... es eso lo que me hace sentir miedo, dejar de lado la carrera, ser parte de aquellas máquinas que tantas veces vi ejecutar y ejecutar sin más, sin corazón, sin alma, sin vida !... no es lo que quiero, por más que sea parte de "lo normal".
No quiero sobrevivir, quiero siempre vivir.




Estás, cada mañana al despertar... no quiero olvidar que puede que un día no estés, más aun, no quiero que eso se vuelva normal.-

3 comentarios:

  1. Todos me dicen que volverse parte del sistema es "lo normal", caer en la rutina, olvidar vivir.. sobrevivir. Si es así, definitivamente no quiero ser normal.

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