Pisas fuerte, eres joven, no hay tiempo que perder, no hay minuto para detenerse, harías que te alcanzara el tiempo que se ha empeñado en seguirte y que haz dejado atrás hace mucho, desde que despertaste y notaste que era tiempo de correr, y de a poco intentar volar. Es así como no tomas pausas, no te detienes a mirar en cada esquina, no piensas que al girar en la siguiente a la derecha puede que caigas al abismo más profundo que nunca antes viste, y por lo mismo no notaste aquel campo de batalla en plena avenida en la decisión anterior, de la que por cierto aun intentas recuperarte, pero aun así no te detienes, y para qué si así eres feliz, así haz hecho que cada mañana quieras volver a salir, quieras volver a vivir.
Un día despiertas, te levantas, te vistes... pero antes de salir agarras un chaleco- puede que afuera esté frío, noté por primera vez las nubes que tapaban mi sol esta mañana-, lo pones sobre tus hombros y emprendes rumbo como cualquier día. A tu regreso notas que te has abrigado y no sentiste frío a pesar del helado viento que azotó tu jornada, y te extraña, pero sólo dejas que pase, total que más da si en realidad no te incomodó.
Al día siguiente repites, despiertas, te levantas, te vistes... pero antes de salir agarras un chaleco- sí, nuevamente noté que el día está un tanto gris, que extraño, esas nubes no quieren soltar mi sol-, pero hoy extrañamente haz notado lo irregular del piso, por lo que te colocas un par de zapatos nuevos que sin previo aviso aparecieron en tu habitación- sí, totalmente extraño. Una que otra piedra decidió cruzarse en tu camino, creo que no las notaste, pasaste sobre ellas como parte del asfalto, como parte de la vida. Nuevamente lo ignoras, es sólo un detalle- antes solía disfrutar los detalles, esto sólo hacen que no me sienta yo.
Al día siguiente repites, despiertas, te levantas, te vistes... pero antes de salir agarras un chaleco, te pones el calzado, y esta vez... esta vez sólo te sientas sobre la cama y notas que no te percataste del hermoso sol que aquella mañana te sonreía, mucho menos sonreíste- oh no !.
En que momento te pasó todo eso- la gente me dice que es normal, debía pasar-, en qué momento si prometiste no dejar que pasara !. Olvidaste los colores del día, tomaste el hábito de olvidar los detalles, de ejecutar sin notar que el sol podía brillar.
Olvidaste vivir.
Está bien, puede que exagere, todo esto ha hecho que las cosas sean un tanto fáciles, un tanto menos dolorosas, y un tanto aburridas... es eso lo que me hace sentir miedo, dejar de lado la carrera, ser parte de aquellas máquinas que tantas veces vi ejecutar y ejecutar sin más, sin corazón, sin alma, sin vida !... no es lo que quiero, por más que sea parte de "lo normal".
No quiero sobrevivir, quiero siempre vivir.
Estás, cada mañana al despertar... no quiero olvidar que puede que un día no estés, más aun, no quiero que eso se vuelva normal.-
y qué es lo "normal"?
ResponderEliminarTodos me dicen que volverse parte del sistema es "lo normal", caer en la rutina, olvidar vivir.. sobrevivir. Si es así, definitivamente no quiero ser normal.
ResponderEliminarEl buen hijo vuelve a casa
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