viernes, 18 de noviembre de 2011

La llamada.


Comenzó a sonar con su ruidosa melodía, ahí sobre mi velador... su vibración me hizo despertar, la música terminó el trabajo, aunque igualmente seguía medio dormido.
Aló?; olvidé mirar el celular antes de contestar, pero era imposible no reconocer tu voz.
Me saludaste y nada parecía alarmante, sin considerar que ya era bastante extraño que llamaras...

-Hola, cómo estás?
-Bien y tú?, pasó algo?

Comenzaste a decir que tu celular se estaba quedando sin batería- Qué podía hacer yo frente a eso?- luego empezaste a hablar sobre unos escritos, un hombre; tu voz cambió...
Te agitaste, comenzaste a hablar de manera errante, no entendía nada... sólo recuerdo cuando dijiste:

-Ven, por favor.
Y es ahí cuando salté de mi cama, como pude, sin soltar el celular y con la preocupación y la desesperación apoderándose por completo de mi, me vestí con lo primero que encontré, mientras aun te mantenías en el teléfono, aun agitado, errante. Respiré profundo para tratar de calmarme- Lento que estoy apurado- Dónde estás?...( se corta el teléfono ). No puede ser !
Abro los ojos, me piden despertar, es la hora... no entiendo nada, mi corazón se hunde en la angustia, miro a todas partes, no estás ahí, no sé donde estás.. espero estés bien, nada más. Segundos después logro volver a la realidad, acabo de despertar, aun estoy en mi cama... logro respirar profundo, cierro mis ojos, me tranquilizo aferrando la idea de que todo ha sido un mal sueño y me dispongo a empezar un nuevo día. 
Abro los ojos, qué hora es?, miro el velador y... no está !, siempre lo dejo ahí, cada noche antes de dormir... mi corazón se acelera, mi respiración se agita, hundo mi mano bajo la almohada... ahí está, como cada vez que contesto una llamada.

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